TU AUSENCIA ES SOLAMENTE UNA LETRA ROBADA
(Medí los cielos, y ahora mido las sombras.
Johannes Kepler, Epitafio)
Me pregunto que hago aquí cada semana, trayéndote flores.
Tengo frío y me parece oírte decir:
- “No podía hacer otra cosa”… mientras miras hacia donde se pierde el olvido.
No comprendo por qué lo permitiste, por qué levantaste la mano contra ti misma.
¿No fueron acaso suficientes las veces que él golpeó las suyas sobre ti?
Quedan el dolor, el odio y el miedo como únicos testigos de tu despedida.
Sí, claro que sé lo que hago aquí. ¡Si me pudiera quedar...!
Engrandeces mis escasas pertenencias.
El lunes repondrán en tu lápida la letra arrancada de tu nombre.
Ahora te llevo conmigo a todos lados y mis dedos te hablan y acarician a cada instante.