viernes, 19 de junio de 2015

Ir a ninguna parte


Ir a ninguna parte
es un buen destino
si en los preparativos del viaje
eres Tú quien alimenta
el hambre del regreso.


Si eres Tú la que pide
viajar sin equipaje,
marcando el rumbo
con el capricho de tu sonrisa.


Si eres Tú
la que se sienta a mi lado,
me abrazas con el silencio
de bocas heridas
que ya no nos nombran


y me calmas.


Una vez más, juntos
en el precipicio
de este andén
vacío

Sin ti, 
sin mí,
para ver partir
                                                      el último tren.
Lección Magistral

 
Aprendió a vestirse
de soledad,
calzarse el dolor,
abrigarse con miedos.

Aprendió a  despojarse
de la luz,
alimentarse de silencios
y beber amargas ausencias.


Aprendió a olvidar
ciertas caricias,
el tacto de algunos nombres,
a vivir en la distancia.
Incluso arropó con ese olvido
La fecha del último adiós.
 Aprendió,
-Estaba escrito-
A seguir el rastro
Del  perfume prohibido
Que le acercaba a su final.