ANTES DEL ADIÓS
El frío silencio de la muerte no marca
teléfonos,
no toca en las puertas
ni pronuncia
nombre alguno,
pero tú
reconocerás su llamada,
su mano en
el pomo
mientras de
su boca caiga tu nombre
como una
sentencia.
No te
concederá ninguna despedida,
un último
beso, un adiós,
porque
incluso el “hasta luego”
también se
lo ha de llevar.
Toda tu vida
convertida en ese desorden
que nadie
concluirá.
Todo como
pasto del olvido.
No podrás
mirar a los ojos
de quien te llore
ni enjugar
sus lagrimas
en esa
despedida hacia la Nada.
Quedarás
desnudo,
sin nadie
y ellos sin
ti.
En eso se
resume
el silencio
de la muerte.
Eso es todo
lo que te permanecerá.
Aún estás a
tiempo si crees que debes
abrazar la
necesidad,
consolar los
miedos,
ordenar tu
caos y
escribir
unos versos,
tal vez
parecidos a estos.