jueves, 27 de diciembre de 2012


EN LA RIBERA DE USAGRE

Raíces secas, mortecinas
de chopos quemados, ardiendo cual zarzas bíblicas,
dos días con sus noches,
robando un espacio, ahora
ocupado por sus propias cenizas.
 
Tal vez  la lluvia haya difuminado ya su última existencia.
Hay una claridad que no ve su horizonte.
Somos de alguna forma pavesas,
pila crematoria de esta vida constante.

Y ahora sin pretenderlo, arde en mí el recuerdo
del último abrazo a tus cenizas, amado amigo,
difuminadas también en el agua.

Quisiera un tiempo que no pase,
quisiera un privilegio:

ocupar espacio entre los brazos de alguien.

lunes, 17 de diciembre de 2012




DESIDERATA  (Max  Ehrmann)
Camina plácido entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
En cuanto sea posible y sin rendirte, mantén buenas relaciones con todas las personas. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, también ellos tienen su propia historia.
Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, ya que son un fastidio para el espíritu. Si te comparas con los demás, te volverás vanidoso o amargado, pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.
Disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera por humilde que sea, ella es un verdadero tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos.
Sé cauto en tus negocios pues el mundo está lleno de engaños, mas no dejes que esto te vuelva ciego para la virtud que existe: hay muchas personas que se esfuerzan por alcanzar nobles ideales, y por doquier, la vida está llena de heroísmo.
Sé auténtico, y en especial, no finjas el afecto. Tampoco seas cínico en el amor, pues en medio de todas las arideces y desengaños, (éste) es tan perenne como la hierba.
Acata dócilmente el consejo de los años abandonando con donaire las cosas de la juventud. Cultiva la firmeza de espíritu, para que te proteja en las adversidades repentinas. Pero no te agites con pensamientos oscuros: muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina, sé benigno contigo mismo.
Tú eres una criatura del universo. No menos que los árboles y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera.
Por eso debes estar en paz con Dios cualquiera que sea tu idea de Él. Y sean cualesquiera tus trabajos y aspiraciones, conserva la paz con tu alma en la bulliciosa confusión de la vida. Aún con toda su farsa, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso.
¡Sé alegre, y esfuérzate por ser feliz!

viernes, 14 de diciembre de 2012



LA  ESPERA
 -          Nunca creí  en el fuego, hasta aquel día, el preciso instante en que me topé con su mirada.

Era la frase que Quattro, así se hacía llamar, usaba como saludo queriendo perpetuar así el recuerdo del náufrago que hoy es. Me la repetía en cada visita que yo realizaba a aquella residencia de ancianos donde permaneció ingresado como mi padre, hasta el día de su muerte. Luego, fiel a un compromiso no firmado continué con mis visitas quincenales, a veces semanales. Él recibía mi presencia, mi compañía, a cambio yo me convertí en el valedor de sus confesiones.

“Nunca creí en el fuego…” eco de un monólogo, súplica del reo que reitera su inocencia camino del patíbulo.  El día que Quattro me hizo partícipe de su historia, entreví en sus palabras una incertidumbre que no supe comprender, un convencimiento de que aquello lo mantuvo el resto de sus años. Un hachazo certero había cortado su vida, dividiéndola en un antes y un después, y en aquel momento no sé qué dioses de un cielo aún por descubrir, le eligieron para aquella misión, nombrándole guardián de un secreto jamás revelado, de un misterio por descifrar. Presintiendo algo que en aquel momento no intuí, tomó la decisión de elegirme para perpetuarlo.
Hoy he hecho esa frase mía, anhelando que un día tome cuerpo y forma en alguien. Tal vez así mi vida también navegue entre ambas orillas del antes y de un después.

Ese día Quattro cumplía ochenta y dos años. Lo que me contó había ocurrido treinta años antes, pero por la lucidez de sus palabras y el brillo en sus ojos, parecía que hubiese acontecido el día anterior. El tiempo eternamente detenido, feliz en su propia prisión treinta años después. Los mismos años separaban sus edades, sus vidas.

Ella sentada en la primera fila del aula, él en la tribuna presentando a aquella joven audiencia a la persona de quien usurpó su alias. Muchas veces le pregunté el porqué de ese nombre, recibiendo siempre la misma respuesta esquiva:
-          Me  gusta cómo suena al pronunciarlo.

Al parecer nada más comenzar la conferencia se sintió arponeado por una mirada que no era para él. Imposible ser el destinatario de tal privilegio. Perturbadora, fue la primera imagen que le sobrecogió. Intentó varias veces desviar su mirada hacia ella, titubeó, disimuló, imaginó incluso que la robaba, que se adueñaba de ella.

Yo creo que el robo se perpetró, pero que nunca fue denunciado y que él  jamás se atrevió a confesarlo, convencido de que le acompañaría como despedida de un final que presentía próximo.
-          Una luz capaz de guiar a un ciego,

balbuceó, para intentar explicarme lo que sintió, lo que vislumbró en aquel inocente gesto de los ojos de aquella joven de veintidós años, seguramente recién cumplidos.
Intuí que ahí terminó una vida que dio paso a esta sed que le ahoga los recuerdos, en la que se ha zambullido durante estos últimos años. Me confesó que no tenía voluntad de vivir y que, sin embargo, aquella visión le aferró a este lado del paraíso.

Aún hoy continúo preguntándome si es posible que exista una mirada así, que exista una mujer capaz de transmitir ese misterio, de hipnotizar y transformar una vida, reflejo de un espejo vacío. Intento imaginarme a esa mujer, eternamente joven para él. Algo así como la mezcla de una maga y una amazona. De ser así, Quatttro debería haber elegido como alias el nombre de Teseo, el único dios que consiguió doblegar el corazón de una amazona.

En una de las visitas me contó, no sin cierto rubor, que aquel fugaz sobresalto le había hecho regresar a uno de sus libros preferidos, cuyo inicio repetía como cuentas de un rosario: “Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas…”, encontrando ahí el consuelo a la llegada torrencial del cúmulo de años que lo abatían.
Al terminar la conferencia se intercambiaron algunas palabras de mutuo agradecimiento. Y si existió tal robo, debió de cometerse en aquel preciso instante. No existía otra posibilidad, otro momento. Nunca más volvió a saber nada de ella. Nunca más la vida le regaló la gratitud de otro encuentro y, sin embargo, llevaba treinta años con el mismo juramento entre sus labios.

¿Se puede vivir de un imposible? Tal vez lo inalcanzable da sentido a la espera. “Hay un placer en la agonía de esperar al que no llega”… Tengo subrayada como salvación esta cita en un libro de Bufalino.  Creo que Quattro llevaba tatuado esa frase en algún lugar de sus pérdidas, como yo llevo tatuado en mi antebrazo izquierdo el número 174517, nombre con el que los nazis rebautizaron a Primo Levi.
Desde el día de su cumpleaños hasta la llamada telefónica de la residencia habían transcurrido casi nueve meses. Me dijeron que de madrugada tocó el timbre de las urgencias y que al entrar en su cuarto y justo antes de encender la luz, tan sólo  escucharon una súplica:

-          No apaguéis esta luz.
Las enfermeras intentaron transmitirme su perplejidad ante tal petición. No respondí, pero yo sabía perfectamente de dónde procedía ese destello que le deslumbraba y al que se aferraba. El reencuentro tan anhelado calmaba por fin su espera. Treinta años después había regresado aquel fuego. Supe, sé, que fue el beso que yo también querría en mi despedida.

 Había dejado en el Centro mi número de teléfono  con el ruego de que me avisaran con antelación suficiente si algo le ocurría. Pero siempre hay llamadas que llegan tarde, demasiado tarde, y despedidas a las que al parecer ciertos mortales no tenemos derecho a tener. Una de las enfermeras me entregó una bolsa, Quatttro le pidió el día anterior  que por favor me la entregara. Su despedida llegaba veinticuatro horas antes, eligiéndome a mí como heredero de sus únicas pertenencias, ya que las ropas, si estaban en buen estado, se quedaban en poder del Centro para ser reutilizadas por otros residentes. Contenía un librito subrayado, manoseado por el uso, un librito que había envejecido a su lado. Recordé que en alguna ocasión lo citó de pasada, como quien se ve en la necesidad de revelar un secreto pero al mismo tiempo teme desvelarlo, compartirlo: “La casa de las bellas durmientes”.
Durante el tiempo que duró nuestra amistad jamás me atreví a preguntarle por el nombre de aquella mujer. Él nunca lo pronunció, pues los oráculos no se comparten.

 En la segunda página, bajo el título del libro había escrito:
       Para Ti
       Por haber llegado a tiempo
                                            (y fechado en el día anterior de su óbito)

Tenía tachado algo, quise creer que sería el nombre que tanto deseaba conocer. Seguramente dudó, me lo mostró durante algunos segundos pero al final se arrepintió, decidiendo llevárselo consigo, dejándome este sabor de almendra amarga en la boca y en la espera. 
A veces sin saber porqué me descubro dando cuerda al reloj, pretendiendo engañar con ese gesto al tiempo, haciéndole creer que no me importa esta espera que me angustia.

 -          Cree sólo en los ojos
Fue su despedida en mi última visita, desde su cama y antes de cerrar la puerta de su habitación, no sólo su voz sino también su mirada pronunciaron las misma palabras, tal vez como premonición, llave que abre la puerta a la luz de la contemplación, cual oráculo que yo debía adivinar, provocando en mí mayor desasosiego.

Hoy soy el depositario de este tesoro y temo no poder encontrar a su destinataria, necesito que ella conozca por mi boca esta historia tan celosamente guardada.
Seguiré aguardando su llegada y temiendo…

¿Qué será de mí ante el descubrimiento de esa mirada?

 

martes, 16 de octubre de 2012

Microrrelato

TU AUSENCIA ES SOLAMENTE UNA LETRA ROBADA

                       
(Medí los cielos, y ahora mido las sombras.
 Johannes Kepler, Epitafio)

Me pregunto que hago aquí cada semana, trayéndote flores.
Tengo frío y me parece oírte decir:

- “No podía hacer otra cosa”… mientras miras hacia donde se pierde el olvido.

No comprendo por qué lo permitiste, por qué levantaste la mano contra ti misma.
¿No fueron acaso suficientes las veces que él golpeó las suyas sobre ti?
 
Quedan el dolor, el odio y el miedo como únicos testigos de tu despedida.

Sí, claro que sé lo que hago aquí. ¡Si me pudiera quedar...!
Engrandeces mis escasas pertenencias.

El lunes repondrán en tu lápida la letra arrancada de tu nombre.

Ahora te llevo conmigo a todos lados y mis dedos te hablan y acarician a cada instante.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Vendrá el día de los sueños y despertaremos...
Y no tendré miedo de
mirar tus ojos
Y sabré que sobran las palabras no pronunciadas
Y tu nombre: magia, hambre, necesidad,
tatuado como un misterio
me descubrirá a tí
Y tu nombre me devolverá la paz
y las lágrimas que tanto anhelo...

lunes, 24 de septiembre de 2012

...Y en la oscuridad
los ojos en las manos
encontrado y recorriendo a tientas
tu cuerpo...

martes, 28 de agosto de 2012

Sade __ By your side

El rapto de las Sabinas


Quién fuera huésped fugitivo
entre los pliegues de tu piel,
polizón entre los surcos de tu vientre,
perfecta simetría de tu marcada delgadez.

Quién ladrón de la imagen
del espejo en el que te espío.
Mendigo de una luz que nunca llega.

Parece que los días, ante tu presencia
huyeran de tu perfilado cuerpo
atlético y esbelto,
olímpico reflejo de un deseo.

Apresurados resplandores sin porcentajes,
Inalcanzable sosiego del pedaleo.
 
Tal vez no debiera escribir esto, pero  mi edad
ya no se permite el privilegio de callar.
No busquéis otras palabras detrás de estas.

Empujado por tu imagen de amazonas
elegí  Beethoven,
metáfora que tal vez ahora desdiga
y prefiera la ceguera.
Y así, sin prisas,
Leer el braille de tu cuerpo.

NADIE

  
Se habituó a la soledad, a hablar consigo mismo,
como quien se habitúa a la metódica toma
de su diaria medicación.
Se habituó a los sonidos sin respuestas
en forma de palabras que engañan y tergiversan
los silencios.

Nadie llamando a la puerta,
Nadie a la mesa compartiendo platos vacíos.
Nadie para deshacer una cama, también vacía.

Se acostumbró, juro que se acostumbró.

Las lágrimas eran otra cosa.
No sabe porqué, pero no cesan.
Aprendió a contenerlas para no perderse en el llanto.

No habló con nadie,
se inventó esta sed de lágrimas y bebió de ellas.
Ahora se mantiene a la espera de una mano infantil
que le acompañe a cruzar otros puentes.

sábado, 11 de agosto de 2012

martes, 7 de agosto de 2012

Micropoema

Mis besos moribundos y tus adioses
quedarán depositados
en esta casa de empeños que es la vida.
Nadie vendrá a canjearlos.
 

[Praia do Meco_Sesimbra]


 

miércoles, 30 de mayo de 2012

¡¡¡ Si el privilegio de mirarte tuviera un precio, no me importaría hipotecar mis ojos de por vida !!!

miércoles, 29 de febrero de 2012

viernes, 24 de febrero de 2012

LA  SALVACIÓN
Fuiste acumulando tristezas
en el armario de tu vida
las melancolías cuelgan hacia el vacio de la nada.

Hay una gaveta de saudades.
En un segundo cajón perfectamente ordenados
los miedos a un lado
las penas al otro.
Las pérdidas las guardaste,
para ocultarlas, para no encontrarlas,
en el último cajón de este mueble tan vacío
en el que te ves reflejado
y en el que una vez más pretendes esconderte.

Cada herida es una puerta que cicatriza
sabiendo que no se abrirá más.
Tu amigo permanece en su rincón
a la espera no sabes muy bien de qué,
exhalando un perfume de vida sobre tantos despojos.

Intentas mirar  atrás
sin temor a convertirte en estatua de sal,
pretendiendo encontrar  dónde comenzó todo
y a cambio recibes el dolor de tu propio espejo.

Náufrago  desconsolado,
¿Qué harás para salvar tus pertenencias?
           

martes, 21 de febrero de 2012

Dedicatoria




…Me bastaría con CORRER tras tu delgadez
Y  atravesar  exhausto la cinta de tus brazos,
Pretendiendo únicamente el inalcanzable
Premio que no nombro.

16 de febrero de 2012
nuestro  Día de Reyes

Frase del día...Y de la noche también


Si los sueños se vendieran, ¿Cuál comprarías?
( T.L. Beddoes)

2 recomendaciones: Juan Carlos Onetti & Abbey Lincoln

...Este comienzo del último libro escrito por J.C. ONETTI me sigue pareciendo tan increible que continúo leyéndolo sin importarme pasar la página. Quien guste leer, escribir, sabe que el inicio y el final de un libro deben ser tan impactantes como lo es el primer beso... Si yo hubiera escrito esto, jamás habría abierto este blog.

"Hace una quincena o un mes que mi mujer de ahora  eligió vivir en otro país. No hubo reproches ni quejas. Ella es dueña de su estómago y de su vagina. Cómo no comprenderla si ambos compartimos, casi exclusivamente, el hambre."
(del libro: "Cuando ya no importe")
...Y cuatro canciones  del último cd "Abbey sings Abbey" de la cantante de jazz americana ABBEY LINCOLN... No se si alguien leerá este blog...No prentendo lectores, ni mi vanidad tampoco, pero si lo leeis no renuncieis a oir estas canciones. (Abbey murió en 2010...)

Down here below
Loves has gone away
Should've been
Thow it away

lunes, 20 de febrero de 2012

Jose Luis Peixoto_ poema

Na hora de pôr a mesa, éramos cinco:
o meu pai, a minha mãe, as minhas irmãs
e eu. depois, a minha irmã mais velha
casou-se. despois, a minha irmã mais nova
casou-se. depois, o meu pai morreu. hoje,
na hora de pôr a mesa, somos cinco,                                                                        
menos a minha irmã mais velha que está
na casa dela, menos a minha irmã mais
nova que está na casa dela, menos o meu
pai, menos a minha mãe viúva. cada um
deles é um lugar vazio nesta mesa onde
como sozinho. mas irão estar sempre aqui.
na hora de pôr a mesa, seremos sempre cinco.
enquanto um de nós estiver vivo, seremos
sempre cinco.


                                                

Marisa Madieri (del libro "Verde Agua")

  Hoy no me encuentro en armonía conmigo misma y desearía poder alejarme de mí. Les he faltado a mis hijos; he hecho que se sintieran mal con un arranque de impaciente y agresiva estupidez. A veces el viento de la gracia sopla tan lejos de nosotros que nos volvemos malos y torpes con las personas que más queremos.

       No he escondido mi mortificación y ya me han perdonado. Los hijos, con frecuencia, saben ser más comprensivos y maduros que sus padres.

       Algunas veces me siento incómoda  en el papel de madre; me siento inepta, me parece que educo de forma descuidada, que hablo poco, que dejo escapar en vano estos preciosos años y días de convivencia con mis hijos, ya tan mayores. Los miro y los encuentro amables y guapos y pienso en el vacío que dejarán en mi casa cuando se vayan. Los miro y me parecen aún indefensos y quisiera poder asumir la carga de dolor que la vida les reserva, a ellos como a todos.

      De algún modo, me siento responsable de su felicidad y me pregunto si han recibido las armas y los instrumentos necesarios para hacer elecciones conscientes, para ser aguerridos en las pruebas, fuertes en las desilusiones, generosos en el éxito, para amar y vivir en el significado.


"...Escribo aquello que no sabría decirle a nadie." (Primo Levi)