Ir a ninguna parte
es un buen destino
si en los preparativos del viaje
eres Tú quien alimenta
el hambre del regreso.
Si eres Tú la que pide
viajar sin equipaje,
marcando el rumbo
con el capricho de tu sonrisa.
Si eres Tú
la que se sienta a mi lado,
me abrazas con el silencio
de bocas heridas
que ya no nos nombran
y me calmas.
Una vez más, juntos
en el precipicio
de este andén
vacío
Sin ti,
sin mí,
para ver partir
el último tren.
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